La crisis en Libia: el proceso no concluido y la vuelta a la revolución socialista
LC director de la revista Internacional “Conclusiones”. 24 de febrero de 2011.
El desarrollo de los procesos de independencia nacional y su evolución está en la base estructural de la crisis que en todo Medio Oriente y Grecia estallan con distintas y diferencias expresiones, porque se desarrollan sin barreras geográficas lo cual corresponde a un planteo universal y que pasa por el sentido político y cultural en el avance del capitalismo al socialismo, aún cuando éste no pueda ser programática y políticamente entendido de igual forma en todo el mundo.
El imperialismo, al que no hay que subestimar nunca, ha tratado de “vacunarse” ante esta realidad incontrastable, armar procesos con sectores acomodados de la sociedad para girando en torno a “la Libertad” del individuo en abstracto tratar de arrastrar a la juventud que es el sector de la humanidad en permanente evolución y por lo tanto más permeable a la lucha por los derechos humanos y las libertades individuales.
La derrota en septiembre de 1969 de la monarquía encabezada por el Rey Idris, que heredó en base a acuerdos económicos la independencia de manos del ocupante italiano desde 1911, no cambió la relación de atraso de este desértico país cuya población solo sobrepasa los 6 millones de habitantes en la actualidad. El acuerdo con la burguesía Italiana en 1951 fue poner fin a la política de extensión geográfica con la Gran Italia Imperial de la época de los Cesares y que el Fascismo con Benito Mussolini quiso revivir intentado aplicarla en el Siglo XX con la extensión de geográfica por la fuerza ocupando el norte de África, como la Gran Abisinia, Eritrea, Somalía y Libia como lo grafican los mapas escolares y un friso que aún se conserva en Roma con los mapas del “Ducce”. Pero el Rey Idris solo constituyó una unión de las tres provincias en una Monarquía Federal Independiente en 1951, luego de los 40 años de la ocupación desde 1911 por Italia. Se cambió en la forma la condición del país y la vida del pueblo líbico dejando intactas las relaciones de dependencia del gran imperialismo europeo, que ansiaba controlar la producción del petróleo para garantizar la energía a gran parte de la Europa industrial.
La crisis que esta dependencia de Libia a Italia y Europa occidental planteó infinidad de conflictos por esos años, hasta que en septiembre de 1969 un grupo de jóvenes oficiales del ejército derrocan al Rey e instauran una República. Los oficiales que encabezan el movimiento son nacionalistas, musulmanes y entre los cuales había dos que habían avanzado en relaciones con el marxismo y concretamente el Trotskismo Posadismo, razón por el cual posteriormente fueron alejados del gobierno. El papel de la URSS, su dirección política burocrática, fue combinadamente un factor de afirmación de la revolución líbica como también de freno al progreso de estos jóvenes oficiales.
El papel de Coronel Muammar al-Gaddafi en toda esta etapa será central para la recuperación del país, geográficamente pero esencialmente de sus riquezas con la nacionalización del petróleo, las tierras y el control del comercio exterior por el estado. Las combinadas formas de la democracia, entre lo místico-religioso y la participación del pueblo organizado en los consejos-asambleas-parlamentos del pueblo fue durante estos 40 años parte de las políticas contradictorias de la dirección de Gaddafi, cayendo en el último periodo en un retroceso importante y llegando a acuerdos con el imperialismo y en particular con el europeo a quién vende esa porción del 2.3% del total de la producción mundial de petróleo que extrae Libia.
El curso social revolucionario está planteando hace ya varias décadas la necesidad de volver a la lucha por la verdadera independencia, no solo del imperialismo como parte de un movimiento nacionalista burgués, sino socialista en su estructura del cambio de las relaciones de producción y distribución. Hay que tener en cuenta que Libia da trabajo a 2 millones de trabajadores de otros países del área, expulsados de sus países de origen. Libia avanzó en esa línea en los primeros años pero con la caída de la burocracia y disolución formal de la URSS y los llamados países socialistas, la seguridad estructural que ello formaba parte de su esencia para enfrentar al imperialismo en un país milenariamente invadido y repartidas sus riquezas, hizo mella en la dirección que perdió gran parte de su espíritu inicial revolucionario.
Es necesario comprender que estos países enormemente ricos en materias primas, poco poblados que al mismo tiempo que son cuna de la cultura universal fueron expoliados por los imperialismo Inglés, Francés, Alemán y yanqui en particular. Que como en Libia están compuestos por más de 200 étnias y que para sostener unificado el país la dirección libica hizo acuerdos políticos. Que al imperialismo está utilizando una necesidad del progreso en todo medio oriente (ver textos sobre Egipto publicados en Voz Proletaria Nº 1570, febrero de 2011) pero para desviarlo de su curso original y progresivo socialmente. Buscando un recambio de personajes pero no de políticas ni intenciones de dominación imperialista.
Por todo ello sin embargo nada de ello debe, en nuestra opinión, hacer perder la visión de conjunto que históricamente muestra el papel progresista que significó la revolución nacionalista árabe de septiembre de 1969, cuya cabeza Gaddafi reivindicaba al Nasserismo como ideología y el antiimperialismo como política. Y ese proceso que se desdibujó con el tiempo hoy vuelve a replantearse en toda el área. Es necesario ver, y recordar, cuantas direcciones enteras se pasaron al capitalismo cuando la caída de la URSS, cuantos sacaban cuentas cuanto duraría Fidel y la Revolución Socialista en Cuba, cuantos dijeron que Hugo Chávez era un fascista, carapintada y reaccionario. Cuantos pusieron a disposición del basurero al marxismo porque renegaban de el.
Este curso que de manera muy combinada se está planteando desde Egipto mismo no significa un retroceso del curso del progreso de la lucha de los pueblos árabes y musulmanes en todas sus corrientes, sino que la necesidad que plantea en el mundo la lucha por el socialismo también allí se expresa en forma desigual y sumamente combinada. Es por ello central poder separar, en el análisis, lo que expresa progreso con la intervención de parte del pueblo en la lucha por la “libertad” y lo que significa concentradamente derrotar la política imperialista, de las trasnacionales para controlar la producción y flujo del petróleo. Es lograr hacer avanzar, -que en el caso de Libia pensamos se hará de otra forma que el Egipto porque la dirección política con todos sus desaciertos y retrocesos es otra-, para impedir que se afirme una política global del imperialismo como cabeza del sistema capitalista mundial para controlar militarmente las fuentes de producción vitales para la vida como el agua, los mares, la producción agrícola alimentaria y en particular, como ya lo hicieron en Irak, para invadirlo inventando su posesión de “armas de destrucción masivas” que nunca existieron pero le permite controlar la producción petrolera de uno de los países centrales. Todo eso está detrás de la actual crisis. Como también estuvo para destruir el progreso y la competencia industrial-comercial que significaba el Estado Obrero Yugoslavo donde asesinaron a decenas de miles de trabajadores invadiéndolo por la OTAN y seccionándolo, como ahora están planeando hacer en Libia.
EL PLAN IMPERIALISTA DE INVADIR NACIONES
El imperialismo que es responsable de la crisis que atraviesa la economía mundial, de la desocupación de mano de obra, la emigración de millones de seres humanos deambulando por el planeta buscando formas de sobrevivir, que un tercio de la población mundial –millones- viven en la miseria y no tienen perspectivas de progreso en la vida mientras se producen alimentos para dos veces y media la población del mundo, existe una sobre producción de bienes y se despilfarra la energía como en los EEUU que consume el 27% del total producido. Una sociedad, un sistema, que ha entrado en su proceso involutivo de crisis final y que como previera los maestros C. Marx y F. Engels, tiene su contrincante permanente en la lucha de clases y en lo que ellos analizaron y anunciaron y nosotros, los posadistas venimos planteando desde hace 20 años se expresaría con el sinceramiento del curso histórico que es la Rebelión de las Fuerzas Productivas un aliado de la lucha de clases que el sistema no puede impedir.
El imperialismo en ese curso hace la guerra por estos medios, por ahora, pero no significa que no siga preparando la guerra atómica contra la humanidad. Por eso se adelanta y trata de confundir a la opinión publica con una agresiva política mediática de prensa. Lo que denuncian se estaría produciendo en Libia en estos momentos, con miles de muertos y decenas de miles de heridos no se corresponde con la realidad que empiezan a aparecer por medios realmente independientes. Hay aquí una alianza táctica y tácita de fuerzas que siendo antiimperialistas en el plano de la lucha mundial, a su vez tienen viejas disputas religiosas con la dirección de Gaddafi. La complejidad que plantea la diversidad étnica y las disputas de hegemonías de poder político y económicos, son un aliado para el imperialismo en estos momentos, pero a su vez curso involuntario de los procesos de la revolución árabe, musulmán de lo que significan la culturas milenarias del Islam, como de la Hindú, etcétera.
El imperialismo intervino y dio todo apoyo militar a Husein usando a Irak contra Irán y la revolución islámica que estaba preñada de un contenido socialmente socialista como se puede ver hoy claramente en la política del gobierno Iraní. El imperialismo armó y produjo millones de muertos iraníes e iraquíes, para terminar invadiendo Irak para controlar el petróleo, pero también para impedir que los pueblos, con religiones similares, lograran la unidad y asaltaran dialécticamente por ellas. En Afganistán y Pakistán crearon a los “mujaidines” contra el progreso que significaba la intervención de la URSS en Afganistaán apoyando un gobierno que liberalizaba a la mujer a los jóvenes y desenvolvía un estado revolucionario socialmente. Creó el Al Qaeda y su agente Bin Laden, y asesinó en nombre de la democracia imperial a 5 mil personas en el autoatentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, con lo que justifica su avance y ampliación de la política terrorista mundial en nombre del estado de los EEUU. Organizó más recientemente el golpe de estado en Honduras, en nombre de la democracia.
Ahora esta incentivando la contradicción que en amplias capas de la juventud se plantea en la perspectiva de vida. Un sistema que en decadencia final tiene que recurrir a todas las estratagemas aprendidas por los círculos del poder para sostenerse en la historia de la humanidad. Por eso los procesos que avanzan en países que se liberan del imperialismo y desarrollan una política independiente, aún en etapas democrático burguesas, están objetivamente en peligro de entrar en la lista de países “no amigos” a conquistar. El enfrentamiento entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el Departamento de Estado y el Pentágono de los EEUU. por el caso del avión espía detenido y confiscadas sus valijas “secretas” defendidas por 8 cuerpos especiales de seguridad de los EEUU, muestran claramente que es allí donde se fabrican los atentados, sabotajes, eliminación de dirigentes sindicales, políticos que no se someten. Y la agresividad de la IV Flota dando vueltas por el continente latinoamericano, sus actividades en bases propias de los EEUU como en las cercanías de la Triple Frontera, y otras en Colombia, etcétera son cosas materiales, concretas que hay que discutir y prepararse a enfrentar y resolver en forma independiente y revolucionaria. Pero también la V Flota de los EEUU, base de apoyo de la OTAN que se encuentra en Bara Dei, lista para invadir Libia. Y Israel que cuenta con 200 ojivas nucleares con las que ponen en peligro a toda la existencia de en el planeta tierra y sin embargo los EEUU, Francia, Inglaterra etc, no dicen nada, y taponean en la ONU cualquier acción. Es decir el imperialismo que destruyo Yugoslavia, asesino a miles de pobladores indefensos en bombardeos durante 78 días y noches, ese imperio tiene “derecho de pernada”, como los feudales dueños de la vida de los siervos sus esclavos humanos.
En América del Sur el objetivo de la política de los EEUU es intentar dividir los países, romper la Integración regional, y en algunos países como Venezuela, Nicaragua, dividir el país. Ahora lo intenta hacer en Libia en nombre de la “libertad y la democracia”, mañana lo va a implementar contra Venezuela, Argentina o capturando el Amazonía brasilera. En Venezuela van por una división de los Estados Zulia y Táchira colindantes con Colombia. Para ellos tienen las bases militares cercanas ya instaladas.
Todo esto hay que analizar viendo el curso mundial que avanza para enterrar el sistema capitalista y reconstruir la historia de la humanidad volviendo a lo mejor del desarrollo de su civilización, las relaciones humanas fraternales, solidarias y comunitarias y eso se llama socialismo.
Nosotros apoyamos abierta y concretamente la digna y revolucionaria posición de los gobiernos de CUBA y Venezuela que si decidieron enfrentar la mudes de direcciones y gobiernos que se callan ante esta acción contrarrevolucionaria que quiere crear una guerra civil en Libia. Saludamos las declaraciones de Fidel y de Nicolás Maduro canciller de Venezuela Bolivariana.
En Libia se ha entrado en un curso donde los objetivos de septiembre de 1969 vuelven a estar planteados en la mesa y como dijera J.Posadas, cuando Gaddafi miró y desechó a la revista marxista en árabe que publicaban los camaradas libios. “…pero miró a donde la dejaba…”; el libro verde no se opuso a todo el socialismo, sino que lo puso bajo la religión. Hoy las masas libias van a saber derrotar al atraso como al imperialismo y la revolución volverá pero mirando para adelante junto al resto de los países árabes, musulmanes, hindúes; las religiones ni las ascendencias étnicas son el problema a solucionar sino el capitalismo y el invasor imperialista.
LC, 24 de febrero de 2011