LOS ARANCELES DE TRUMP PARTEN DE LA CRISIS MUNDIAL CAPITALISTA Y SE GENERAN EN EL PROGRESO DE LOS BRICS+ CON UNA NUEVA ECONOMÍA SOCIAL EN DESARROLLO

El gobierno de los EE.UU. con la imposición por Donald Trump de medidas arancelarias extremas en forma y contenido está conmoviendo el funcionamiento económico, financiero y la política mundial del sistema capitalista y expresan un nuevo tiempo y espacio de la historia de la lucha de clases y sus consecuencias.
Sin embargo ello, al mismo tiempo, no es nuevo ni extraño en las relaciones intrínsecas que genera el funcionamiento capitalista en la historia desde su entronización cuando liquidó el funcionamiento feudal de las fuerzas productivas. Lo nuevo es por qué EE.UU. como cabeza del sistema imperialista mundial realiza estas acciones que de todas formas terminan afectando al desenvolvimiento en general del capital.
Todas las guerras desde las supuestas personales, como por ejemplo Hitler, que en realidad era un avance de lo que hoy es el fracaso de la “Democracia y la Republica Burguesa” que se intenta nuevamente imponer, son la de reinos o étnicas, regionales y diseminadas por el mundo que han tenido eje no en luchas personales sino en la disputa por el poder que determina la estructura del sistema; por lo tanto son guerras comerciales, militares, sean estas oligárquicas o burguesas, porque tras supuesta defensa de culturas, regiones o naciones están las disputas por las riquezas naturales y los mercados.
Así se desarrolló el pre capitalismo en los siglos desde los ejércitos romanos en adelante. Ello era así con la colonización como base para el crecimiento imperialista del control de lo que tiene el suelo y la fuerza que proporcionan los pueblos con su fuerza de trabajo que es donde a partir del siglo XVIII el sistema capitalista “progresista”, de cara al feudalismo, que fue la revolución democrático burguesa concentrada luego en el imperialismo, para quedarse con la fuerza del trabajo, con “la Plus Valía” sangre para la existencia del gran capital.

1991 NO ERA EL FIN DE LAS IDEOLOGIAS, DE LA HISTORIA NI DEL ESTADO OBRERO
Cuando en 1991 el sistema capitalista creyó tener derecho a festejar “el fin de la historia y las ideologías, y el triunfo del capitalismo” (Fukuyama), se auto infligió un grave error en el camino al actual y critico derrotero final pero que en tiempos históricos solo es de segundos y el que, en nuestra opinión del fondo que ahora estamos viendo en fases que desiguales son menos combinadas pero sí explosivas por fuerzas en desenvolvimiento que se están desatando y contradiciendo el funcionamiento productivo y distributivo de la sociedad del cual los EE.UU. venían siendo factor privilegiado al no afectarle su déficit fiscal como tener el derecho de giro desde su moneda como divisa y ordenador mundial del comercio y la producción, sin control alguno del mundo sobre derecho de emisión de su moneda que arrastra una crisis subliminal anual de más de un billón de dólares anuales de déficit. Y que contrariamente a los objetivos de la dirección de la economía estadounidenses ha entrado en crisis por el crecimiento de otras economías en el mundo que compiten con su producción nacional.
Esto se ha profundizado en los últimos años porque a la pérdida de hegemonía en el mundo por los EE.UU., y en particular del crecimiento económico, militar de la República Popular China que desde la política de un gobierno marxista-leninista es decir anticapitalista y aún con las contradicciones que se generan desde la denominación de “socialismo chino”, ha desplazado como primera potencia mundial económica a los EE.UU. Sumado a la política desde Rusia, en nuestra opinión de base social Soviética, que con otras nacionales están desenvolviendo los BRICS+, el nuevo Banco Euroasiático de Desarrollo, etcétera. Condición global que rompió la unipolaridad de los EE.UU. por la globalización de la relaciones entre las naciones con diferentes condiciones y estadíos de desarrollo nacional por una política basada en el anticolonialismo, la explotación nacional de los pueblos y la solidaridad y ayuda entre sí de éstos, y esta es una NUEVA Y SUPERIOR CONDICIÓN DE LAS RELACIONES SOCIALES, POLÍTICAS, ECONÓMICAS Y MILITARES EN EL MUNDO.
EL ARANCEL, ARMA POLITICA FINANCIERA Y SINCERAMIENTO DE DONALD TRUMP
A ello es que reacciona con la política arancelaria de los EE.UU. correspondiendo a una guerra mundial comercial inter capitalista, en la forma, pero que es de clase por las fuerzas antagónicas que se mueven y por tanto revolucionaria en su estructura. Una crisis, que se desenvuelve por sobre las relaciones tradicionales y sus organismos como la ONU, el F.M.I., etc. o al misma OTAN que quedan desfasados entre los intereses regionales de Europa y la de un EE.UU. que con la política de Donald Trump intenta retomar en el tiempo a los EE.UU. republicanos del siglo XIX. Pero hoy es la etapa de la historia de un fin del ciclo que inevitablemente cuestiona al sistema capitalista y en que las contradicciones de origen, primarias de tres siglos, se van desenvolviendo en antagónicas a todo progreso de conducción político-económico-militar.

En nuestra opinión analizar este curso desde este punto de partida nos permite comprender la naturaleza de estas medidas de Donald Trump que por otra parte no son “personales” o desvío intelectual sino expresión y muestra de que se vive una crisis capitalista que no permite ya desenvolver políticas ambiguas de relaciones de intereses entrelazados dentro del sistema imperialista con Europa en particular, y sostener intentos reaccionarios nacionales, como Bolsonaro, Milei, Noboa, etc en A.L., Africa y Medio Oriente cuando el proceso mundial avanza y se afirma en sentido opuesto.
Esto oscurece la visión para algunos sectores que, aún con buenas intenciones de análisis, ven en falsos procesos electorales derechización de los pueblos y del curso mundial cuando desde y en la base del curso la debilidad del sistema capitalista se expresa, como en estas medidas que, para algunos despistados del curso son “alocadas” por Donald Trump y sin embargo, en nuestra opinión, es el intento de construir un salvavidas para los EE.UU. y el sistema mundial capitalista. La historia se desenvuelve exactamente al revés mostrando clara la evolución del curso de la revolución permanente en los ejes que deciden este proceso,
Esta crisis, como lo fue la de la Pandemia en el 2021, que potenció el papel del Estado mostrando que solo en una función social y revolucionaria éste tiene sentido, también se abre desde la economía mundial pero no está realizada por Donald Trump sino SINCERADA POR SU POLITICA. Es la sobreproducción de bienes de consumo que pone en el mercado mundial más de dos veces lo que la humanidad necesita pero como sistema económico el capitalismo no ha podido ni puede desarrollar una forma de distribución que le dé sentido a esa sobreproducción global y coexiste con una abrumadora parte de la humanidad que vive en el hambre, la desocupación, la miseria, sin servicios esenciales de vida, etcétera. Por eso aparecen personajes como Elon Musk que ven esa negativa influencia que es imparable y plantean hasta el “salario universal” como panacea para salvar al sistema distributivo del capitalismo. Por la misma razón que D. Trump quiere terminar con la sangría (aunque le favorezca en venta de armas y posesión posterior de territorios como el de Ucrania), de esa guerra en la que la OTAN y sus mafias europeas tienen muchos intereses. Claro, más allá de que sostienen al Clon de Zelenski que les es útil por ahora.
Para el capitalismo y su permanente y necesaria concentración, en esta etapa de vorágine financiera, la creación de monedas virtuales e inexistentes y los negociados y lavados de activos que ello permite, etcétera., es la sangre que nutre su corazón. Por eso no existe “el capitalismo bueno” política para justificar “el diálogo, la concertación” como se hizo en Chile, Brasil, Argentina, etc. en otras etapas. Una política a la que se aferran aún algunas direcciones desde el campo nacional y popular.

Las empresas trasnacionales no tienen “patria ni nación” sino intereses que niegan toda la fantasía de lo nacional del capital. Wall Street es la “City del capital”, no de los EE.UU. y su pueblo. La fantasía de Donald Trump es querer “sincerar” otra relación al interior de los EE.UU. para salvar al sistema apoyándose en los trabajadores norteamericanos para, en base a esa fuerza que desarrolló el país es especial después de la II Guerra Mundial, recuperar una hegemonía económica y control del PBI mundial basada no solo en Wall Street y la política de las 7 hermanas petroleras y empresas trasnacionales como Wall-Mart, Shell, Exxon Mobil, Bpd Snodec, CNPC, más los de la banca Rothschild, Fondos Buitres, Black Rock, etc. Pero al mismo tiempo D. Trump quiere salvar al capitalismo concentrándolo en que las fuerzas productivas se concentren en su país. Pero es una política irrisoria de cara a la realidad del curso de la historia. Europa y su UE. y OTAN, han fracasado ante la lucha de los pueblos y del Frente Único objetivo de Rusia, China, Vietnam, Corea Democrática, etc. y los BRICS+ que ya están en el umbral del 50% del PBI y la población mundial construyendo una Nueva Sociedad.
León Cristalli – Fundación J. Posadas / 4 de abril de 2025