ACERCA DE UN PENSAMIENTO DE BERTOLD BRECHT
«Entonces, de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se cindena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica». Bertold Brecht
La base en que se estructura la «Democracia”en el capitalismo es que éste, su sistema económico y social de explotación, se apoya en el progreso que significó hace tres siglos la irrupción de una nueva forma de producción concentrada y que desde allí avanzó a la industrialización como proceso constructivo de la nueva sociedad de la época que debía enterrar al feudalismo, y al hacerlo era revolucionaria ante el atraso del feudalismo en todos los aspectos de la vida social.
La democracia de la igualdad, la fraternidad y la solidaridad de la Revolución Francesa (1789) no iba al fondo de la cuestión que era dirigir el progreso de la industrialización y la productividad concentrada hacía el pueblo trabajador que había creado el proletariado como fuerza esencial del trabajo sino que la naciente sociedad burguesa a través del poder político tenía el objetivo de capturar la “Plusvalía” que genera la fuerza del trabajo humano- como analizaron Marx y Engels-, y es por lo que y desde donde se construiría el poder del capital en manos de la burguesía desde la nobleza continuadores que habían derrotado a la realeza en la época feudal.
Pero lo que debía hacer la naciente burguesía para intentar darle una estructura social estable al nuevo sistema pero sin cambio del poder individual de la propiedad de los medios de producción, era primero generar una base política y social propia desde donde su poder en la política y la cultura generara una estructura que le diera sustento. La Revolución Francesa fue un punto clave de la historia de la humanidad en ello, pero que arrastraba la contradicción ya antagónica al progreso del ser humano, porque no tenía como objetivo el cambiar las relaciones de explotación del ser humano por otro ser humano. Por eso allí mismo casi cien años después se produce en 1871 un hecho histórico y se daría el levantamiento social de los trabajadores con la COMUNA DE PARIS, que a pesar de haber sido derrotada sembraría para la historia desde allí en adelante una nueva relación entre el poder del sistema económico capitalista y los trabajadores. La revolución Rusa de 1917 con los Soviets superaría gigantescamente esa democracia del sistema capitalista por la de DEMOCRACIA SOCIAL DE LOS TRABAJADORES EJERCIENDO EL PODER SOVIETICO.
Lo que plantea y aclara ante la sociedad el compañero escritor Bertold Brecht, es justamente la inutilidad de condenar (¿?) una parte de lo que hace al fascismo sin ir al fondo de la cuestión que es el sistema capitalista que le da origen. Como pasa en algunos países en forma encapsulada o velada pero que sostienen esa condición de sociedad. En América latina lo intentaron y lograron establecer un sistema de funcionamiento fascista con Pinochet en Chile, Bolsonaro en Brasil y fracasaron; y en Argentina ahora bajo el manto de un claro neoliberalismo lo intentan realizar con una seudo política “anarcocapitalista” desde un pensamiento filosófico que se niega incluso desde el enunciado, es decir de la caracterización, porque el anarquismo real luchaba por la emancipación total del ser humano sin “estado alguno”, como el mismo genio de Lenin analizó el papel de los soviets y la nueva economía en la Rusia Soviética. Pero el seudo “anarcocapitalismo” es una mitología al que los mismos griegos descartarían por absolutamente irreal, porque en la estructura de ese seudo “anarquista capitalista” está la política global de los monopolios imperialistas trasnacionales y nacionales que, por ahora han logrado capturar el poder del estado y muy parcialmente, el 29.8%, del electorado en las elecciones presidenciales del 22 de octubre de 2023.
La realidad es que el compañero Bertold Brecht tiene razón cuando se condena el resultado y no el origen. LC 20 febrero 2024 fundación.j.posadas@gmail.com